Monday, 19 December 2016

Diferencias naturales entre el varón y la mujer

Mediante la sola naturaleza podemos observar que hay diferencias y complementariedades, no sólo físicas sino también psicológicas y espirituales.

Aparte de las diferencias obvias, fisiológicas, entre el varón y la mujer, que siquiera niegan los promotores de la ideología de género, podemos señalar estas otras, algunas de las cuales son más bien consecuencias de dichas particularidades.

La mujer está adaptada para llevar dentro suyo, durante nueve meses, un nuevo ser humano, que escuchará durante todo ese tiempo, como primer música, el palpitar de su corazón. Pero no sólo su vientre está preparado para llevar al niño nueve meses, sino que sus pechos, a diferencia del varón, están preparados para que ese bebé succione la leche materna.

La mujer tiene algo que el varón nunca tendrá ni podrá tener por naturaleza, por más que lo desee y proteste. Por más operaciones y cirugías estéticas que se haga. No podrá nunca concebir un bebé ni amamantarlo.

Las caderas y los hombros también son diferentes -complementarios- en el varón y en la mujer. Así como las manos: las manos de la mujer son más pequeñas.

Son características estas que no pueden negarse. Y que repercuten en la forma de ser de uno y de otro.

La forma de ser de la mujer será diferente del varón. El trato que una mujer tendrá naturalmente con un bebé, con un niño, será diferente al de un varón. La sola imagen de un bebé le traerá recuerdos que sólo ella vivió cuando estuvo embarazada, o sensaciones que el varón nunca tendrá, porque éste nunca podrá quedar embarazado. La relación única de una mujer -sana- con un niño será de amor, de delicadeza. Y así será ella. Sólo la mujer sabe lo que es sacrificarse, entregarse, por una nueva vida.

Al varón le queda mostrar autoridad. El varón tendrá que enseñar al niño y a la niña lo que es el respeto, ya que su relación con ese niño será diferente. No mala, sino diferente. El niño aprenderá de la mamá el sacrificio, y del papá la autoridad, el respeto. Si bien hay excepciones, claro, la mamá nunca retará a su propio hijo como lo corregirá su papá, que no lo llevó en su vientre durante nueve meses ni le dio de mamar. El niño aprenderá del amor del papá, la obediencia. De la mamá, el sacrificio y la dulzura.

De uno y otro, también, la justicia y la misericordia, aunque cada uno a su modo.

Pero incluso de lo fisiológico se pueden sacar conclusiones. En el acto conyugal -me refiero a la relación sexual, que es propio de los cónyuges- es el varón el que debe, por un lado, estar estimulado, y por el otro, una vez estimulado, llevar adelante la acción. La llegada al placer en ese acto será diferente en el varón que en la mujer. Como el varón debe estar estimulado, la mujer deberá cuidar su presencia, tanto física como espiritual.

Hay otras cuestiones que son "accidentales", no esenciales. Que la mujer tenga el pelo largo o no, eso depende de las culturas y de los tiempos. Pero no la forma de vestirse, tanto de una como de otra parte, que tiene que ver con la virtud del pudor.

Que la mujer deba estar más en la casa -y con los hijos- es algo más propio de su naturaleza, aunque de suyo también sea capaz de salir a trabajar. Pero cocinar, lavar, limpiar, no son para nada cosas menores, ya que sin ello no hay familia que se mantenga bien. Detrás de toda buena familia hay una gran mujer.

Respecto a los que ridiculizan a la mujer diciéndole que por ser tal debe estar en la cocina, como si ello fuera algo oprobioso, les daría castigo público por su insensatez, y para que los demás aprendan.

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