¿Qué nos impide convertirnos con radicalidad y anunciar al mundo entero -a nuestros vecinos, a los que están cerca nuestro- el Evangelio explícita e implícitamente. Os lo diré: el poco amor a Nuestro Señor.
¿Y a qué se debe que lo amamos poco? A que lo conocemos poco. Porque es imposible conocer a Jesús y no enamorarse, con amor puro, de Él.
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