Recuerdo una película en la que un estudiante tenía que escribir una monografía, y no sabía por dónde empezar. El profesor le dijo que empezara de cualquier forma, pero que empezar. Y el muchacho, aún así, no sabía por dónde comenzar. Estaba quieto, mirando la máquina de escribir. El profesor viendo que aún estaba en ese estado por el que aparentemente todo escritor pasa, le ordenó gritando que escriba de una buena vez. El muchacho empezó a escribir. ¿Qué? No sé. Pero empezó.
No voy a decir que ese sea el secreto. Aunque casi lo digo. Pero sí una forma de empezar. A mí me pasa casi constantemente. Incluso cuando me siento "inspirado". No sé si debí haber puesto las comillas. La cuestión es que esto me da pie, sin querer, para decir lo que quería decir. Porque es en esas situaciones en las que a menudo acudo a la AI, especialmente a ChatGPT. Al menos como para que me dé un puntapié para comenzar. Y lo que noto es que en sus respuestas, que siempre son halagadoras, no escucho nunca la voz del Buen Pastor.
Y es a eso a lo que quiero ir: que no hay que confundir los escritos y las reflexiones que dan las Inteligencias Artificiales con la voz del Buen Pastor, que habla en la reflexión interior, en la oración, directamente a nuestro corazón. El tema es que por ahí muchas veces queremos poner en palabras esos pensamientos y no podemos. Por lo que acudimos a las AA. II. Error. Porque, en primer lugar, aquello que el Señor Buen Pastor nos dice no es tanto para que lo pongamos en palabras, sino, primero, para que lo meditemos, lo contemplemos. Y luego, bueno, como podamos, y si podemos, ponerlo por escrito.
Para poner por escrito aquello que contemplamos necesitamos los dones del Espíritu Santo. Siempre el Don de Sabiduría. Pero en este caso, el don de Inteligencia y el de Entendimiento, que nos hace comprender, captar y traducir esas luces.
Una de las cosas que las Inteligencias Artificiales no tienen es autoridad. Sólo el Buen Pastor habla con autoridad. Uno se da cuenta porque Él no tiene necesidad de halagarnos para decirnos algo. Incluso cuando estamos mal. Cualquiera de nosotros, frente a alguien es está desanimado o triste, procura tener una actitud especial. Las inteligencias artificiales imitan esto. Pero Jesús no. Él habla como quien tiene autoridad, porque de hecho la tiene. Su Palabra obra, y no depende de nosotros.
Él habla con autoridad. Las II. AA. no la tienen. Como nadie tendría autoridad si no la recibiera de lo alto.
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